sábado, 2 de julio de 2011

Capítulo 2: La vida en el botón de rebobinar

Jueves 11 de Noviembre de 2010 - 00:01 A.M


Totalmente desvelados, Tatiana y yo nos empezamos a conocer. Nos habíamos olvidado del motivo principal por el que subió: hacer un par de llamados y buscar a dónde irse. Me olvidé por completo de que se trataba de una extraña que estaba en mi casa con una valija, pero me daba la sensación de que no tenía un lugar a donde ir.
Nos pusimos a fumar y entre comentarios de música y tomando algo le volví a preguntar:

- ¿De dónde sos? Pero, a ver... o sea... - Estaba bastante loco, no podía mantener una idea fija y sabía que se venía una típica charla de fumados con toques reflexivos.

- ¿O sea qué? - Se ríe y muestra sus dientes.

- No me refiero a la simple pregunta de "¿De dónde sos?" y que vos me contestes "De Caballito" o "De Palermo". Todas las preguntas simples tienen una manera compleja de verlas. ¿Entendés?

- Sí. ¿Y a qué te referis entonces? - Me pregunta mientras fuma un poco y me pasa.

- A nada... a ver... No es fácil contestar de dónde es uno. ¿Te jode si la limo? Perdón, es que estoy muy loco, jaja.

- Jajaja, no dale. Al contrario, me gusta.

- OK. Emm... Por ejemplo. ¿Cómo te fuiste moviendo en la vida para estar acá en el sillón conmigo ahora? Y la misma pregunta para mi. Supongamos que sí sos de Caballito o de Palermo, pero eso no es lo importante. Sino más bien cómo a través de acciones que hiciste durante tus... ¿cuántos años tenés?

- 26.

- Ah, yo también. Bueno, sigo. Cómo a través de acciones que hiciste durante tus 26 años de vida por decisión propia o por el azar en sí, fuiste de lado a lado, y yo también para que lleguemos a este punto de nuestras vidas y nos conocimos. ¿Me seguís?

- Sí, sí. O sea que, me estás preguntando desde que nací prácticamente cualquier tipo de decisión, sea voluntaria o no, que marque una distancia espacial o temporal para llegar al presente. ¿No?

- ¡Claro!

- Y pero habría que rebobinar absolutamente todo. No creo que sea la mejor manera de conocer a alguien.

- No, obvio. Pero sino para tratar de entender por qué el 11 de noviembre de 2010 a la madrugada estamos juntos, hablando de este tema. ¿Ves? Vos tenés tu visión y tu opinión de lo que te estoy planteando porque durante todo tu camino aprendiste ciertas cosas para interpretar de alguna forma lo que yo te quiero explicar.

- Sí, ya sé. Creeme que te entiendo. ¿Puede ser igual que esto no tenga mucho sentido y creemos que es un flash por estar tan locos o tiene mucho sentido realmente?

- No sé, pasa con todo igual. Toda pregunta se puede desarmar, no hay una respuesta concreta para todo.

- Capaz lo mejor sea no preguntarse cosas.

- Sí, seguro. La otra vez leí por algún lado que la gente que menos se pregunta cosas es la más feliz y la más ignorante a la vez...

- ¿Y los que se preguntan muchas cosas?

- Saben bien quienes son, pero eso los hace sentir miserables.

- Nah, no todo el tiempo.

- No. También esta la gente que se siente horrible. Para mi, la vida pasa por esas 2 categorías. Lo horrible vendrían a ser enfermos terminales, o la gente ciega. Me pregunto y no sé cómo pueden vivir. Y la gente miserable sería el resto. Así que, deberíamos sentirnos bien por sentirnos miserables, y ahí sería una especie de felicidad. ¿No? Antes que lo otro. Para mi eso es ser feliz, sólo que la gente justamente no se lo cuestiona de esa manera la felicidad. Tenés que tener algo peor para compararte y ver si tenés felicidad o no, ¡y eso es el típico comportamiento de un miserable!

- Interesante. ¿De dónde lo sacaste?

- Ah, ¿ahora vos te preguntas cosas? Significa entonces que sabes bien quién sos. Buenísimo.

- ¿Y vos?

- Yo también. A veces me gustaría no saberlo y ser feliz e ignorante. Aunque supongo que esa burbuja se debe quebrar en algún momento de la vida... por como esta el mundo...

- Leí sobre personas como vos - Me dice.

- ¿Cómo?

- Personas que miran la vida en una totalidad, por así decir. Es interesante pero... ¿se puede vivir tranquilo preguntándose tantas cosas?

- No. Yo no vivo tranquilo, jajaja.

- ¿Y por qué no dejas de preguntarte cosas? Intentá.

Silencio...

- Es que para dejar de preguntarme cosas, tendría que poder contestar solamente una pregunta con la complejidad que se lo merece.

- ¿Qué pregunta?

- De donde soy. Que sería lo mismo que "quién soy".

- Y bueno, dale. Yo te ayudo a que la contestes. Te escucho... a ver, ¿de dónde sos? No focalices en la pregunta, si realmente es tan compleja, larga todo como te salga y andá rebobinando hasta encontrar la respuesta.

Me encantó la idea. Además, fue una conversación sumamente reflexiva, estúpida y ciclica. Terminamos en la misma pregunta y ahora la estaba por contestar. ¿Por dónde empezar?


- Bueno, espacialmente hablando, soy de acá, donde estamos ahora, en el centro de Capital Federal, Buenos Aires... Este es mi departamento, me gusta tenerlo ordenado. Me gustan todos mis estantes de películas, música y libros. Si tengo que contestarme quién soy, me llamo Lautaro Pinedo. Lo único que no tengo ordenado, si te habrás dado cuenta, son todas las piezas de un rompecabezas de mil piezas que compré hace varios meses atrás. Siento que nunca lo voy a terminar. Ahí arriba de la mesa está lo poco que pude construir. Es que estaba armándolo con alguien, con mi pareja, que pasó a ser ex pareja, o ya ni sé la verdad. Hace meses que no la veo ni hablo, sólo la pienso. Pero ya no sé si pienso en los momentos que compartí con ella o si en los pensamientos de los momentos que compartí, y ahí es cuando me pregunto cosas que me estoy olvidando... como si no me quisiera olvidar de Eugenia. Bueno, así se llama ella. Y nada, fue, o es, una persona mágica para mí. Que me cambió la vida y me hizo feliz, así como también me convirtió en el ser más triste. ¿Es posible eso? ¿Que la misma persona que te dio plena felicidad te haga todo lo contrario? Supongo que sí. Con Eugenia fue así, y no sé cómo... porque, eramos un equipo, y cuando menos te das cuenta, la persona con la que planeas hacer proyectos, como cuando se vino a vivir conmigo, te empieza a jugar en contra, y vos tratas de salir adelante y te ocupas solo de algo que se supone que es de a dos, y ni siquiera debería ser una ocupación, sino una decisión simple. Y esa ocupación pasó a ser preocupación, que en un momento fue insostenible... y en un momento, se fue, o le pedí que se vaya.
Me acuerdo cómo me llenaba el alma y me siento vacío hoy. Me acuerdo que gracias a ella pude disfrutar los mejores años de mi vida, hasta estábamos planeando un viaje que jamás se concretó y tenía ya toda la plata. Gracias a ella pude escribir. Bueno, soy escritor... escribí dos novelas. Una fue para conquistar a Eugenia y que se fije en mí. Funcionó. A mucha gente le gustó y sobre todo a ella... que tanta gente te felicite por algo que haces con gusto está bueno. Y eso me dio fuerza y energía para creer que ese es mi mundo: escribir gracias a ella. Y me animé a seguir escribiendo. La segunda novela que escribí hizo que se duplique la energía porque, bueno... esto ni yo lo puedo creer, pero un día me contactaron de una productora y quisieron hacer de la segunda novela una serie. Así que vendí la segunda idea y llegó a la televisión, se hizo muy exitosa. Se llama "Espacios" y...

- Para, para - Me interrumpe a pesar de que estaba muy concentrada en mi respuesta - Te venís rebobinando muy bien, me encanta, pero no puedo no interrumpir acá. ¿Vos sos el creador de "Espacios"?

- Sí. ¿La viste?

- No, no miro televisión. Pero sé que se trata de una serie que tuvo mucho éxito. De donde vengo yo también, je. - Este comentario me hizo comprobar que Tatiana no es de acá. - Bueno, dale, ¡seguí!

- Bueno, la serie, o la novela, se llama "Espacios", y la escribí por todo lo que Eugenia me había enseñado a través de sentimientos. La diferencia es que ella no la leyó. No sé por qué... y eso fue bastante frustrante para mi. Gané mucha plata con lo de la serie, que era toda para el viaje con Euge. Cuando terminó la emisión me pidieron que escriba una especie de segunda temporada... dije que sí, me dieron todo el tiempo que necesitaba para escribirla. Pero para cuando me quise sentar a escribir, mi motivación principal se había ido. Eugenia ya no estaba más y no entendía por qué. Cada vez nos veíamos menos, nacían excusas pelotudas por parte de ella para impedir crecer. Ahí es cuando esa persona te empieza a jugar en contra y no lo podes creer y tratas de seguir. Después las pocas veces que nos veíamos era para discutir sobre que ya ni nos veíamos y obviamente eso sacaban las ganas de verse. Y ahí empecé a ver las cosas de una manera tan complicada. Es que cuando exigís sobre algo natural, no te va muy bien. Y fueron apareciendo mujeres nuevas, yo estando confundido y sintiéndome solo, estuve con un par... ella no se enteró. Tampoco es que me sentí culpable. Capaz era como un aviso inconciente por mi parte de que todo se estaba perdiendo pero no lo quería ver. Y después me di cuenta de que la situación me superó y no supe cómo manejar mi vida. Dejé de escribir, hace 8 meses que estoy intentando encontrar la segunda temporada de "Espacios" y no tengo ni ideas, ni cabeza, ni esa magia que me podía dar Eugenia...

- ¿De qué se trata "Espacios"?


- Es algo complicado, pero es de lo que veníamos hablando antes. Cómo uno altera el espacio en el que lo rodea y se choca con otros espacios de otras personas y se amoldan unos con otros y generan nuevos espacios... en fin... la famosa ley de causa y efecto. Y bueno, todavía la productora me llama preguntando cómo voy con la segunda temporada. Les digo que no tengo un final todavía. Pero en realidad el final no lo puedo encontrar en una ficción porque en mi realidad no puedo aceptar mi final de la historia que tuve con Euge. Como si mi realidad y mi ficción estuviesen pegadas con ella y no pudiese separarlas. Como "Storytelling". Después de que Eugenia se fue, entré en pánico, literalmente. Estuve deprimido varios meses, tenía días en los que no podía ni levantarme de la cama ni salir a la calle. No sabes qué feo es tener miedo de salir al mundo y justamente mostrar el espacio que uno representa... No sabía cómo salir de la depresión. Bueno, todavía estoy bastante deprimido. Esto de no poder escribir y de no poder entender cómo Eugenia un día estaba acá haciendo un rompecabezas conmigo y ahora no sé nada de su vida y eso me aterra. Por eso necesito contestarme bien quién soy para poder dejar ciertas cosas atrás. Entonces, intenté contestármelo. Pensé que se trataba de etapas y dejé de escribir, me tuve que buscar un trabajo, donde falté un mes porque no podía salir de mi casa porque me agarraban ataques de pánico y creí que lo iba a perder todo. Me di cuenta de que mi tiempo de éxito se terminó, que soy incapaz de escribir una segunda temporada, y que la vida me va a presentar otra realidad que tengo que aceptar. Que soy así y punto. Intenté sacarme a Eugenia de mi cabeza probando salir con distintas personas pero no me duraban nada más que dos semanas, ponía excusas o simplemente sentía miedo. La última encima fue una compañera de trabajo, Ana, que venía todo bien y ahí me volví a sentir menos. Pero bueno, lo acepto ahora. Odio ser así, odio donde trabajo, a mi jefe, tener miedo por la culpa de una mujer que me prometió algo y se fue y parece que no lo logro superar.

- ¿Y si capaz escribís sobre todo eso que te pasó? Podes inventar un personaje depresivo escritor que no puede escribir porque no puede superar una relación amorosa. Si la ficción y la realidad están tan pegadas... entonces, contá tu realidad a través de ficción para cambiar y dejar de odiarte, por así decir. Y lo bueno es que vas a poder ponerte un final feliz y hasta cambiando la ficción te cambié la realidad.

- ¿Pero de eso se trataría "Espacios" con la segunda temporada?

- Sí... o no. Intenta algo nuevo. Capaz a la productora le guste.

- Nunca lo pensé. Es buena, tendría que fijarme. Obviamente el desgano de escribir sigue estando pero porque la cabeza da vueltas sobre lo mismo, capaz si exploro por otro lado... algo puede salir.

- Bueno. ¿Más tranquilo ahora que sabes de dónde sos?

- Sí, un poco. Estuvo bueno haberlo exteriorizado tanto. ¿Vos qué opinas?

- ¿Además de fumar otro? Que esa tal Eugenia, ¡da la sensación de ser una pendeja! jajaja

Luego de una charla tan intensa donde repentinamente ella pasó a saber quién soy pero ella sigue siendo un misterio para mi, intentamos cambiar el tema. Siempre dentro del rango de la locura.

- Che... - Me dice Tatiana - Cuando fumas, ¿no sentis que tiempo va más despacio?

- No, al contrario, se me pasa rápido. Bah, no sé. ¿No se interpreta de distintas maneras eso?

- Sí, obvio. Yo tengo una idea muy loca sobre el tiempo.

- A ver, contame.

- Bueno, me toca limar a mi parece. Jajaja.

- ¡Dale!

- Es algo así: Para mi el corazón es un reloj que mide el tiempo. Y el estado emocional es lo que determina el flujo, si es rápido o no. Lo acelera o lo hace lento

- O sea que... ¿el tiempo no es algo objetivo?

- Claro que no. Obviamente al vivir en sociedad ponemos que un minuto son 60 segundos. ¿Pero cómo sabemos que esa medida de tiempo es 60 segundos? ¿Cuánto dura un segundo? Depende de la intensidad con la que lo vivas. El tiempo es una cosa emocional. ¿Nunca te diste cuenta que las cosas malas parecen durar una eternidad pero las cosas buenas parecen pasar volando? Como los mejores tiempos en la vida.

- ¿Cómo por ejemplo?

- Y no sé. Estados emocionales puros. Como enamorarse. La etapa de enamoramiento es una pérdida absoluta del tiempo.

En ese momento miro el reloj. La conversación que empezó a las 12 de la noche duró hasta las 08:30 de la mañana. Ni siquiera me percaté por el volumen de la música que el despertador de mi habitación estuvo sonando.

- ¡No! - Digo asustado - Mira la hora que es. Se me pasó volando y tengo que irme al laburo.

- ¿Ves? - Me dice Tatiana sonriendo.


O sea que, ¿tuve una etapa de enamoramiento durante toda la noche y no lo noté?

- Bueno, mira... no hiciste ni el llamado! Pero te podés quedar acá ahora. Debés estar cansada, podes dormir en mi cama. Yo llego a las 18:30 masomenos... Si te despertas antes, que creo que sí, te podes cocinar lo que quieras, tenes la heladera. Y nada, hace de cuenta que es tu casa. Fijate si podes hacer los llamados cuando te levantes. Dios, ni siquiera pude elegir la banda del día

- Ay, mil gracias Lauti. En serio. ¿Qué es eso de la banda del día?

- No es nada, elijo una banda para escuchar durante el día. Ahora me voy a este trabajo de mierda donde el tiempo no pasa tan rápido, jajaja, teniendo la hora en la PC todo el día es difícil que el tiempo se pase volando.

- Pero elegí una banda rápido. Yo te ayudo... es más - Abre su valija y saca un cd - Toma... ¡Ah! y un consejo. Tapá el reloj. Vas a ver que te vas a olvidar de qué hora es y todo.

Agarro el cd, era uno de Moby, el disco que se llama "18" me encanta. Se lo demuestro con una sonrisa. Salgo corriendo, cierro la puerta. Viajé hasta el laburo y llegué temprano. Increíble.


Me siento, prendo la PC. López no me saluda ni me habla. Sólo los días que llego tarde.
Miro el reloj de la PC y el tiempo parecía una eternidad, pero teniendo en cuenta la teoría temporal de Tatiana, puse el disco de Moby, escribí en un papel el nombre del cd ("18") y lo pegué sobre el reloj de la PC. Ya saben, para no saber qué hora es y creer que ya es la hora de irse. Recuerden mi horario, de 9 a 18.

El día se me pasó volando gracias a este simple método. Salí entusiasmado y de buen humor. Hacía mucho que no me pasaba. Cuando salgo de la oficina veo a Luz y Ana en recepción discutiendo, antes de irme, me grita López. Me doy vuelta y voy hacia él.

- Me olvidé de decirte - Me dice... - Mañana, Viernes 12, viene un nuevo empleado, le vas a tener que enseñar las tareas que haces vos.

- ¿Y Yo?

- Tranquilo, en esta empresa no son tan vivos como para echarte. Se van a dividir el laburo así tenés menos para hacer. ¡Qué país generoso! - Comienza a irse para su oficina levantando las manos y repitiendo "¡Qué país generoso!"

Bueno. No sé si será una buena noticia, en fin. Es hora de volver a casa. Una vez ahí, veo a Tatiana que estaba buscando piezas del rompecabezas y las ponía sobre la mesa para ordenar un poco.

- ¡Hola! - Me dice Tati.

- ¿Qué haces? Che, no sabes. Hice lo de tapar el reloj y me funcionó. ¡Buenísimo!

- Bueno, re bien. Casi ni dormí yo. Me colgué viendo tu serie "Espacios". ¡Está muy buena! Yo me muero de amor si me dedican algo así. Todavía no puedo creer que esta mina no la haya ni leído, ni visto. Es muy interesante el tema que tocas... y me quedé reflexionando un poco.

- Y sí, es para reflexionar.

- ¿ Sabes cuál es el tema? Que le encontré cierta unión a los conceptos que tocas sobre el espacio y los del tiempo que estuvimos hablando... Me quede pensando en que rebobinar y contar el pasado o vivir de los recuerdos, es rebobinar sobre el espacio. Te invade la mente y perdes la percepción de lo que es real en tiempo presente. Nunca lo había pensado.

- Yo tampoco.

Tatiana no dejaba de sorprenderme con sus teorías temporales. Como si todo este momento en que mi vida estuvo en pausa recién ahora estoy pensando o viendo cosas nuevas.
Estaba realmente cansado, no había dormido todavía. No tenía que ordenar porque Tatiana supo ayudarme de alguna manera. Pensaba en que todavía no sé nada de esta mujer y no entendía por qué todavía seguía en mi casa.

- ¿Pudiste hablar con alguien? - Le pregunto mientras ella miraba los cds que tenía en el estante.

- Estuve viendo todos estos cds todo el día, son excelentes - Me dice con la mirada concentrada en los discos. No parecía estar ignorándome o buscando esquivar la pregunta - Vi que tenes uno de Moby también que yo no lo tengo, "Play". ¿Lo podemos escuchar?

- Bueno, dale. Agarralo y ponelo - Tatiana saca el cd y lo pone en la PC. - ¿Entonces?



- ¿Qué? Ah, no tuve suerte. Estoy esperando a que alguien se comunique conmigo.

- Te hago una pregunta... ¿por qué la valija? ¿Venis de viaje para acá o te vas?

- Si, se podría decir que estoy de viaje. Tendría que irme, pero tuve un problema importante con alguien, ese mismo alguien que estoy esperando que se comunique conmigo. Aunque dudo que lo haga.

- ¿Tu ex?

- ¿Qué? Jajaja, no. Es un viaje de trabajo, por así decir.

- ¿De qué trabajas?

- Es complicado, sería como una acompañante de viajes de esta persona para hacer sus trabajos o algo así, resumiendo.

- Claro. Bueno, mira... estoy muy cansado, yo todavía no dormí y me quiero ir a descansar ya. Si no tenes lugar para ir, te podes quedar hoy también.

- Te soy sincera Lautaro, me siento medio incómoda estando acá. Y tengo un problema si no encuentro a esta persona y - comienza a ponerse bastante nerviosa. La interrumpo.

- No hace falta que me expliques, en serio. Todo bien. Te podes quedar y buscar a la persona mientras. ¿Cuándo se va de viaje?

- Eso es lo que no sé. ¿ Mira si ya se fue?

- ¡Te buscas otro trabajo!

- Es que, no es tan fácil. ¡Además tengo que volver donde vivo en algún momento!

- ¿De dónde sos?

- ¿Esa pregunta la estás haciendo del modo simple o complejo ahora?

- Simple.

- Es que no sé bien de donde soy. Con este trabajo, viajo todo el tiempo y no tengo un lugar fijo hace muchos años.

- Bueno, no importa. ¿ Tenes hambre? Pedimos algo para comer rápido y me voy a dormir que estoy muerto.

Pedimos una pizza mientras comíamos escuchábamos el cd que puso Tati y teníamos charlas sobre música. Yo ya le conté mi vida pasada y cómo llegué al presente, ella de alguna manera más simple también. Luego, nos fuimos a dormir, yo en el sillón del comedor y ella en mi habitación.
Se podía decir que ahora ambos estábamos en estado de "Play", como el disco de Moby. Sin saber qué va a pasar mañana.

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