lunes, 4 de julio de 2011

Capítulo 3: Nuevos conceptos

Viernes 12 de Noviembre - 07:00


Hacía mucho tiempo que no me despertaba con el sonido de la alarma. Después de tantos meses pude romper con la "maldición" de las 06:30. No di ni una vuelta en la cama, me levanté y fui hacia la cocina. Tatiana ya estaba despierta, sentada tomando un café y mirando fijo al rompecabezas con una leve sonrisa en su cara.

- Buen día - Me saluda.

- Hola, buen día - Le digo mientras abro la alacena para agarrar una taza y servirme un poco de café.

- Dejá, yo te sirvo. Sentate vos - Me siento un poco dormido, me vuelvo a levantar y voy al baño a lavarme la cara. Regreso a la cocina y me siento otra vez. Tatiana me sirve una taza con café y me quedó mirando su cara mientras revuelvo el café una y otra vez. Ella concentrada en el rompecabezas. Me mira, bajo la mirada y miro fijo la taza. Fue un juego de miradas increíble.

- ¿Sabes qué soñé? - Le pregunto sonriendo y mirando la taza - No puedo creer que esté hablando de esto.

- ¿Por?

- Con Ana, mi compañera de trabajo, teníamos una costumbre de siempre contar los sueños apenas nos levantábamos para no olvidarnos. Bueno, no importa. Soñé y pensé a través de mi sueño. Sobre lo que hablábamos ayer, de la nueva idea para escribir.

- ¿Y qué pensaste?

- En que puede funcionar. No sé bien cómo, pero tengo que sentarme a ver qué sale.

- Bueno, ¡te felicito! - La miro fijo, ella sigue sonriente.

- ¿Esa sonrisa se debe a algo?

- No, jaja... no.

- ¿No?

- Bueno, no me podía dormir, ¿no? entonces terminé de ver "Espacios".

- ¿La viste toda?

- Sí, y bueno, nada... me quedé pensando y... jaja, nada... es como un final muy... ¿reflexivo? Como si fuese un final capaz de cambiar la vida de una persona que esté en una situación así. Que, creo yo, alguna vez todos estuvimos en una situación así.

- Bueno - tomo un trago de café - creeme, es imposible cambiar la vida de una persona a través de una serie, o de un libro...

- Yo no creo que sea tan así. Uno termina de ver una historia, y le puede servir como espejo, y la mirada de esa persona cambia. Algo, cambia. Un mínimo cambio se genera en la cabeza de esa persona. Yo creo que si esta chica Eugenia hubiese visto o leído "Espacios", seguiría acá.

- No digas eso. Preferiría que a partir de ahora ese nombre no se mencione más. Cuando pensé sobre mi nueva idea para escribir, ella no estaba incluida. - Hasta a mi me resultó extraño decir esto. Creí que mis impulsos de escribir los generaba Eugenia, y así como si nada, aparece Tatiana, que me hace ver otras cosas y tengo una nueva idea para la segunda temporada de "Espacios".

- Bueno, está bien... - Se me queda mirando fijamente y me sonríe, como si tuviese ganas de decirme algo.

- ¿Qué pasa?

- Nada. Bueno, sí... sobre el final de la serie...

- No me gusta explicarlo, eh.

- No es eso. Pero cuando se habla de la famosa Ley de causa y efecto, descartas la idea de que en la vida los efectos que uno recibe puedan llegar a ser por casualidad. ¿Verdad?

- Claro.

- ¿Y qué opinas de la manera en que nos conocimos? ¿Crees que fue causal o casual? Porque en un principio creí que era casualidad y eso me generaba rareza, el estar acá en tu casa hace dos días... pero lo empecé a ver desde lo causal, y es como shockeante. Como si estudiaría cada palabra que digo o cada movimiento que hago pensando en los efectos que generaría.

Tal vez, esto que se pregunta Tatiana, sea parte de mi segunda temporada. Lo causal (la primera temporada) y el efecto que generó en ella, abrió paso a romper conceptos viejos de que sólo existe lo causal, y todos nos cuestionamos si lo que nos pasa en la vida es simple casualidad, al azar y accidental. Supongo que asumir que las cosas sean casualidad, nos ayuda a vivir más tranquilos.

- Bueno, me tengo que ir que se me va a hacer tarde - Le digo sin contestarle a la pregunta - ¿Qué vas a hacer vos?

- Nada, voy a salir a buscar a Tadeo. El tipo para el que trabajo.

- ¿Dónde vas a buscar?

- No sé. Me voy a fijar.

- Bueno, te dejo una llave para que cuando salgas cierres, y por si volves antes que yo. ¡Me voy volando que se me hace tarde!

- ¡Espera! ¿La banda del día?

Me había olvidado. Fui hacia el estante de CDs, agarré un par de The Smiths y salí del departamento.


Una vez que voy llegando al edificio, busco el carnet de identificación del edificio y me doy cuenta de que por haber salido tan apurado, lo había olvidado en casa. Intento mandarme adentro como si nada, de todas formas el de seguridad ya me debe tener de vista y nunca pide la identificación. Mientras voy hacia la zona de ascensores el tipo me chifla.

- Disculpa - Me dice el de "seguridad".

- ¿Qué pasa? Estoy apurado.

- El carnet.

- No lo tengo, me olvidé.

- No te puedo dejar ingresar.

- Pero trabajo acá. - Comienzo a sacarme muy de a poco. Nunca te piden estas cosas, sólo el día que te las olvidas.

- Yo también, y estoy haciendo mi trabajo.

- Bue, bue... tampoco es que estas trabajando acá. Lo único que haces es estar sentado en ese escritorio viendo como pasa la gente y decis "buenos días", "buenas tardes". Encima a medida que pasa el día lo haces con menos entusiasmo. - Bueno, así reacciono cuando me saco por nada.

- ¡Voy a llamar a seguridad!

- ¿No sos vos? Dale no me rompas las pelotas dejame entrar. ¿No me reconoces la cara? Me ves todos los días.

- ¡¿Sabés cuantas caras de nabo como vos veo?! ¡Pelotudo! ¡Te voy a llenar el culo a patadas!

- ¿Qué patadas si tenes menos piernas que foto carnet? Todo el día ahí sentado. ¡No debes ni caminar!

El tipo se levanta y me viene a buscar. Sabe que si llega a ser verdad y me pega o si pasa a mayores, pierde el trabajo. Yo ya me descargué (por una simple tontería mía de olvidarme las cosas y que se me desequilibre la rutina) así que intento buscar una solución en vez de insultarlo.

- ¿Nos podemos tranquilizar? - Le digo.

- Ah, te cagaste!

- Dale salame. Escuchame. Trabajo en el piso 4. Marcá el interno 120 que es el de mi jefe, el Señor López. - Era lo que menos quería. Problemas con otro boludo.

- A ver... - marca el interno - ¿López? Le hablo de seguridad acá abajo. Tengo a... - corre la boca del tubo del teléfono - ¿Cómo te llamás?

- Lautaro. Lautaro Pinedo.

- A un tal Lautaro Pinedo que dice que trabaja para usted... si... bueno... igual, si puede bajar le agradecería - Corta. - Vas a tener que esperar a que baje. Ahora viene y se va a enterar de esto.

- Qué botón. Y bue, tenías que ser de seguridad. - Mientras espero a López le sigo tirando bronca - Che... y para llegar a ser de seguridad ¿qué tan mal te tiene que ir en la academia de policía para que vean que no podes cuidar nada y tu habilidad es saludar y acordarte de las caras? Que encima te sale mal.

Baja López y se acerca al de seguridad mientras a mi me hace seña de que lo espere en la zona de ascensores. Intento escuchar lo que hablan y llego a distinguir algunas palabras de mi jefe.

- Pasa que - Dice López - El pendejo era el nieto de un escritor famoso, y este parece que la pegó el año pasado y me dijeron los directivos "a este no me lo toquen". No sé que mierda tiene que ver, porque es un quilombero, pero por las dudas, para no armar bardo...

Esto que dice López es bastante cierto. Cuando "Espacios" salió en TV el edificio estaba lleno de prensa y como la empresa sabe (o cree) que estoy escribiendo una segunda temporada, debe ser una mezcla de publicidad para ellos y para ahorrarse quilombos. Funciona bien el sistema, ¿no? Si supiesen que no estoy escribiendo, me echarían.
López viene hacia el ascensor y mientras subimos los 4 pisos:

- Qué manera de hacer quilombo viejo... qué verguenza - Se queja murmurando... no le digo nada. - Ah, pibe, ya está el empleado nuevo. Así que hoy le vas a enseñar las cosas. ¿Está bien?

- Ok.



Una vez arriba, entramos y en recepción estaba Luz, Ana y el supuesto empleado nuevo hablando bastante suelto con las chicas. El señor López se le pone atrás y le toca el hombro.

- Lautaro, te presento a Guillermo. Guillermo, él te va a estar enseñando las cosas que tenes que hacer. Cualquier cosa le preguntas a él, y sino, a mi. - Nos presenta López.

- ¿Qué onda? - Me dice Guillermo, bastante suelto también.

Lo miro y voy hacia mi oficina, Guillermo me sigue. Empiezo a explicarle cosas básicas mientras prendo la PC y reviso algunos mails hasta que en el medio de una simple explicación me interrumpe.

- Disculpa, loco - Con mucha confianza Guillermo - ¿Qué onda las recepcionistas? Estaban lindas eh.

- Eh, si... supongo. ¿Estás prestando atención?

- Sí. Pero para saber... ¿anda de novia alguna?

- No sé, creo que no.

Mientras sigo explicando, Guille se pone a ver las cosas de mi escritorio y ve una hoja con los números de internos. Le empecé a explicar en caso de que caiga algún llamado a quienes debería derivarselos. Le di un par de hojas también para que lea, no son de mucha importancia, pero para sacarmelo un poco de encima. Me voy al baño. Cuando vuelvo, veo que estaba hablando por teléfono.

- ¿Y tu amiga que tenés al lado? - Decía. Me imaginé que llamó a recepción para hablar con Ana. Le corto el teléfono. - ¡Eh qué mala onda amigo estaba laburando!

- ¿Laburando?

- Sí, ¡laburando a la minita de la entrada!

Encima que con Ana está todo mal, no creo que esto se lo haya tomado como algo positivo. Salgo de la oficina para ir a recepción a pedirle disculpas a las chicas. Cuando voy para allá no podía creer a quién estaba viendo en recepción. Era Tadeo, el tipo que había dejado a Tatiana en esa esquina y supuestamente ella necesita encontrarlo. Veo que Tadeo le deja una tarjeta a Luz y a Ana y se va. Pensé en seguirlo pero recordé que Tatiana no sabe que yo la espié la noche que la conocí, por lo tanto, no debería saber cómo es Tadeo. Supuse que en esas tarjetas estaba algún teléfono para contactarse con él así que no me arriesgué.
Me acerco al escritorio de las chicas.


- Ana... - Le digo. A Luz no llegué a saludarla porque justo atendió un llamado.

- ¿Qué pasa?

- ¿Quién era ese tipo?

- ¿Qué?

- Nada - miro hacia el escritorio a ver si podía distinguir lo que decía la tarjeta - Te quería pedir perdón por Guillermo, que estuvo llamando acá boludeando.

- Ah, todo bien, es re copado.

- Ah... bueno... bien entonces. No dije nada.

Vuelvo hacia mi oficina y me quedé pensando en este tipo, y en esa tarjeta... Guillermo mientras intentaba aprender un par de boludeces del trabajo.

- Che, Guille... - Lo interrumpo.

- Decime.

- Sabes que fui a hablar con Ana recién, y me dijo que le pareciste re copado. Para mi que hay onda.

- ¿Posta?

- Obvio, además es medio fácil. Yo que vos ataco de una. Anda y decile que querés hablar con ella y llevala para la sala de break.

Guille se levanta y va directo para recepción. Parece un tipo muy confiado. Paso siguiente, marco el interno de Luz.

- ¿Luz? Soy Lautaro.

- Decime.

- Vení para acá así llevas unos papeles al piso de arriba.

- Pero yo no sé hacer eso. De eso se encarga Ana.

- ¿Sabés agarrar papeles y subirlos a otro piso? Sí. Te estoy pidiendo a vos. Dale, así aprendes.

Corto y busco algún papel (cualquiera) para darle a Luz. Entra a mi oficina y le doy una pila de hojas para que lleve.

- ¿Y Ana? - Le pregunto.

- Está en el break con el chico nuevo.

- Ah.

- ¿Celoso?

- ¿Eh? Llevá los papeles nena.

Luz se va y a los pocos segundos salgo yo atrás y voy hacia el escritorio de recepción. Busco la tarjeta que les había dejado este tal Tadeo por todos lados y no la encuentro. Pero encontré una tarjeta muy rara que supongo que se trataba de esta. La tarjeta tenía una fecha y una ubicación "Puente de la mujer - Puerto Madero - Lunes 15 de noviembre 23:50 horas". Hice memoria para recordar esos datos y dejé la tarjeta en su lugar.
Vuelvo a mi oficina y sigo "trabajando". Llega Guillermo a los pocos minutos.

- Qué mujer eh - Me dice Guille.

- ¿Y?

- Nada, tranqui, hablamos, pero capaz a la noche salimos.

- Bien. ¿Me haces un favor? Así como yo te ayudé con esto.

- De una, loco.

- Si salen, podes averiguar, con carpa obviamente, ¿qué va hacer el lunes a la noche? Por ejemplo invitala a salir y te va a decir que no, porque sé que tiene algo que hacer, pero necesito saber qué es y sin preguntarselo. ¿Me haces el favor? Te dejo mi celu.

- Dale, todo bien Lau.

Sigo escribiendo en la PC datos del trabajo.

- Che... - Me interrumpe Guille.

- Decime.

- Tu nombre se abrevia Lau? Porque, Lau es re de mujer... bah, ¿cómo se abrevia Lautaro?

- Lauti, por ejemplo.

- Pero, sin ofender, ¿no? jaja, pero el nombre en su totalidad así: LAUTARO, suena a re hombre. Pero si lo abrevias a Lauti, o Lau, parece re de marica.

- Bueno, anota mi celu.

- Llamame y me queda el tuyo.

- Ok.

Simpático el pibe nuevo, ¿no? Termina el viernes laboral. Salgo del edificio y veo a Tatiana esperandome en la puerta.


- ¿Qué hacés acá? - Le digo sorprendido. - ¿Cómo sabés que trabajo acá?

- Bueno, estaba ordenando y vi que te olvidaste esto - Me da el carnet, que obviamente tenía la dirección. - Y pasé a buscarte así volvemos juntos para casa.

- Bueno, dale. ¿Vamos caminando? No son tantas cuadras.

Empezamos a caminar por la ciudad, el día estaba lindo, o debe ser que todos los viernes a esta hora está hermoso. Tatiana miraba vidrieras y carteles (desde publicidades hasta propagandas) fascinada. Tenía la mirada muy atenta a todo, mientras ibamos hablando de música.

- ¿Sabés que a pesar de que elegí la banda del día ni escuché música hoy? Hay un pibe nuevo, y le estuve enseñando cosas - Le cuento.

- Uh, entonces tenemos que escuchar The Smiths cuando lleguemos. ¡Sino perdes el día!

- Dale. ¿Vos buscaste a este tipo Tadeo? - Intento entrar en el tema para ver si realmente se trataba de la misma persona que vino a ver a Luz y a Ana.

- Sí, pero no tuve suerte. Seguramente ya se fue... o no sé dónde buscarlo.

- ¿Cómo es físicamente?

- Alto, morocho, siempre se viste de negro. - Definitivamente era él. Antes de seguir describiendo a Tadeo se frena en la calle - ¡Mira!

- ¿Qué?

- El cartel de ahí - Me señala un cartel de un bar que queda cerca de casa que dice "Hoy: Noche The Smiths". - ¿Va a tocar The Smiths?

- Jajajajaja

- ¿De qué te reís?

- ¿Cómo va a tocar? Si ya no existen más.

- Ah... bueno, no sabía.

- ¿No sabías?

- No.

- Bueno, dice así porque seguramente toda la noche pasan música de The Smiths.

- Uh, dale, vamos, vamos. Quiero salir, no conozco mucho la noche de acá.

Cuando llegamos a la casa después de caminar. Nos ponemos a cocinar algo rápido entre los dos, fumamos un poco y tomamos un par de cervezas para luego ir al bar. Sentía que estaba con una turista y le estaba haciendo conocer la noche. El bar yo ya lo conocía y siempre hacen temáticas de ese tipo, la casualidad (¿O causalidad?) era que justo esa noche era la banda que habíamos elegido con Tatiana a la mañana.
Después de estar listos para salir, vamos caminando, era a unas cuadras.
Una vez en el bar:

- ¿Y? - Le pregunto, casi gritando.

- ¡Está re bueno! Vamos a comprar algo para tomar, dale.


Sacamos un par de cervezas y nos sentamos en una mesa mientras sonaban todas canciones de The smiths. El lugar estaba bastante lleno para ser temprano, no eran ni las 12. Mucha gente estaba aprovechando la promoción de 2x1. Sin embargo, toda la gente estaba sentada tranquila. Por lo general este bar siempre a eso de las 2 de la madrugada se llena mucho más y se pone un ambiente más bolichero. Después de un par de cervezas y a medida que la gente iba llegando y la pista poco a poco se iba llenando (pero nadie se animaba a bailar) Tatiana se levanta. Estaba preciosa. Si bien siento que en este momento de mi vida no puedo sacarme a Eugenia de mi cabeza y juro que en los 3 días que Tatiana vive conmigo, jamás la vi con ojos de querer estar con ella. En ese momento me pregunté por qué. Automáticamente me contesté (con una simple excusa) de que era una desconocida total en mi vida. Ella va lentamente hacia la pista, parecía que todo el bar había fijado sus miradas en su cuerpo, en sus piernas, en su cara... y comienza a bailar al ritmo de "Suedehead" de Morrissey. Y ahí fue cuando pensé que inventar historias, son simples momentos en los que tu percepción los hace perfectos. Tal vez era sólo eso, no mucho más... nada de ver más allá... tan sólo una hermosa chica moviendo sus brazos al ritmo de esa música. Una mujer peligrosa que me estaba haciendo ver el tiempo de otra manera.
Su baile parecía estar seduciendo a todo el bar. Sus movimientos eran perfectos, encajaban con la música, con la situación, con absolutamente todo. Se acerca un tipo hacia ella y le habla al oído, ella empieza a reír. Él le ofrece algo para tomar y ella acepta. En ese momento me vi a mi, solo, paralizado, creyendo que tal vez otra oportunidad me había pasado por delante. Tomé mi cerveza de un solo trago y me quedé escuchando la música mientras veía como ella iba hacia la barra con otra persona.
En este momento, comencé a sentirme mal, me sentía mareado. Mi abuelo una vez me contó que para él, la sensación de mareo surge cuando el alma sufre tanto o está tan alegre que desea salir del cuerpo. Como esto es físicamente imposible, el cuerpo y la mente no coordinan y a eso se lo llama mareo.
No pensaba en Eugenia, y por lo general, pensar en ella era lo que me hacía mal. Me di cuenta de que pensaba en mi, y eso me hizo dar cuenta lo poco que me importo a mí mismo. Comencé a hacerme preguntas... ¿tuve alguna oportunidad con Tatiana en estos 3 días? ¿Estoy a tiempo? Pero me sentí totalmente desvalorizado y me fui borracho a casa solo. Ella parecía haber encontrado un compañero.
De todas formas, a Tatiana, la iba a volver a ver, para que vaya a buscar sus cosas. Caminé por la ciudad y me metí en calles oscuras para prender un porro.


Cuando llego a la puerta de mi departamento escuchaba un sonido constante como si fuese una alarma. Una alarma que no me resultaba familiar. Entro y veo que el sonido viene dentro de la valija de Tatiana. No tenía intenciones de abrirla, pero la alarma no dejaba de sonar y no iba a estar escuchando ese sonido toda la noche, y también pensé que podía ser Tadeo, o incluso ella.
Abro la valija esperando encontrarme con un celular, pero encuentro un objeto muy extraño metálico y negro con una pantalla (negra también) que entra en la palma de mi mano. Una luz roja radiante salía del medio de la pantalla. No había ningún botón para apagarlo. Toco la luz roja que titilaba y deja de sonar. La luz se apaga y aparece en la pantalla "Puente de la mujer - Puerto Madero - Lunes 15 de noviembre 23:50 horas".

Just another false alarm...

No hay comentarios:

Publicar un comentario